Revitalizar las lenguas minoritarias

Yo entiendo por nacionalismo la idea de que la lengua de mi nación ocupe una posición predominante porque creo que es intrínsecamente mejor y por tanto merece esa posición de dominio. Lo que otros llaman nacionalismo es reivindicar sus propias lenguas e intentar que esas otras, que no son la española, tengan una relevancia similar o a la par de la lengua dominante. Pero yo por nacionalismo entiendo una ideología por la que creo que mi lengua debe dominar a las otras por creerla superior. Y hay una serie de filólogos y académicos que creen que el castellano es mejor al catalán y vasco.

Ellos dicen que se extendió por toda la península y América porque es más sencilla que las otras. “Gracias al español nos podemos entender todos”, dicen. Mientras que los otros llamados nacionalismos no dicen nada de esto, no dicen que el euskara o el catalán son mejores, sino que piden que ocupen una posición como lenguas europeas que son. Entre los académicos de más prestigio que han abogado por la superioridad del español está Menéndez Pidal, por ejemplo, que fue un intelectual muy importante pero también es verdad que tenía ideología supremacista.

Así de provocativo se muestra Juan Carlos Moreno Cabrera, catedrático de Lingüística General en la Universidad Autónoma de Madrid, en una entrevista recientemente publicada en la revista Viento Sur. Y el resto de la conversación no decepciona, ya verás.

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